Hoy a las 3.30 am de la madrugada he recordado mi escepticismo hacia la suerte que mantenía hace 14 años y cómo desde hace tiempo me di cuenta del grado de impacto que puede llegar a tener en nuestras vidas. Esa manera de pensar se forjó en los años de estudiar ingeniería, donde la estadística y el cálculo de probabilidades (ligada a mi matrícula de honor) me proporcionaba una ilusión de control sobre los eventos futuros.
La creencia de que la suerte no existe puede arraigarse profundamente en la psique humana por diversas razones. Primero, está el fuerte deseo de creer en el control sobre nuestras propias vidas y destinos. La idea de que el esfuerzo y la determinación son los únicos factores que dictan nuestros éxitos y fracasos es reconfortante y alimenta nuestro ego. Esta visión promueve una meritocracia, donde cada logro es el resultado directo del trabajo duro, y cada fracaso, una lección para crecer. Además, desde una perspectiva cultural, especialmente en sociedades que valoran la ética del trabajo y la responsabilidad individual, el éxito a menudo se atribuye a la diligencia y la perseverancia, mientras que la suerte es vista como una especie de "trampa" que socava el valor del esfuerzo.
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Sin embargo, adoptando una postura humilde, es crucial reconocer que la suerte, tanto buena como mala, juega un papel mucho más significativo en nuestras vidas de lo que a menudo estamos dispuestos a admitir. Esto no disminuye la importancia del esfuerzo personal, sino que nos ofrece una visión más completa y matizada de la realidad.
Un ejemplo paradigmático de cómo la suerte puede jugar a favor de la humanidad es el descubrimiento de la penicilina por Alexander Fleming en 1928. Esta historia comienza con un plato de cultivo descuidado y una observación fortuita. Fleming notó que un moho, más tarde identificado como Penicillium notatum, había contaminado una de sus placas de Petri, pero lo más sorprendente fue la zona clara alrededor del moho, donde las bacterias parecían haber sido destruidas o impedidas de crecer. Este momento no fue simplemente suerte; fue la colisión del azar con una mente preparada y curiosa.
La penicilina transformó la medicina, introduciendo la era de los antibióticos y salvando innumerables vidas. Este descubrimiento fue producto de la suerte, sí, pero también de la perspicacia científica y de la perseverancia en la investigación. La penicilina no fue un regalo envuelto y listo para usar; requirió años de investigación adicional para desarrollar un método para producir el antibiótico en masa, lo que eventualmente permitió su uso generalizado durante la Segunda Guerra Mundial y más allá.
La suerte puede manifestarse de muchas formas, siendo una de las más significativas a través de las circunstancias de nuestro nacimiento: el lugar, la familia, la época. Estos factores, completamente fuera de nuestro control, pueden tener un impacto profundo en las oportunidades disponibles para nosotros. Por ejemplo, nacer en un entorno que valora y tiene acceso a la educación puede abrir puertas que de otro modo permanecerían cerradas.
En el mundo de los negocios y la carrera profesional, la suerte también juega un papel crucial. Innumerables empresarios y profesionales han estado en el lugar correcto en el momento correcto, ya sea por conocer a la persona indicada que les abrió una puerta o por estar en una industria justo cuando surgía una nueva oportunidad de mercado. Estas instancias no quitan valor a su esfuerzo o habilidad, pero sí subrayan cómo la suerte puede acelerar el éxito o abrir caminos inesperados.
Pongamos el ejemplo de Paypal. PayPal, fue fundada en diciembre de 1998, justo en el apogeo de la burbuja de las punto com, un periodo caracterizado por una gran especulación e inversión en empresas relacionadas con internet. Este contexto fue crucial para muchas startups de la época, incluida PayPal, ya que había una abundancia de capital riesgo dispuesto a invertir en ideas que prometieran revolucionar de alguna manera el comercio electrónico o las finanzas en línea.
En sus inicios, PayPal (inicialmente bajo el nombre de Confinity) consiguió atraer la atención de inversores de capital riesgo. Por ejemplo, Peter Thiel, cofundador de PayPal, invirtió $240,000 de su propio dinero en la empresa. Posteriormente, la empresa logró recaudar significativamente más capital. Uno de los momentos clave en la financiación de PayPal fue en marzo de 2000, cuando la empresa recaudó $100 millones en una ronda de financiación de Serie C, justo antes de que la burbuja de las punto com alcanzara su punto máximo y estallara.
Esta inyección de capital fue crucial para PayPal, permitiéndole sobrevivir y eventualmente prosperar en el tumultuoso mercado post-burbuja. El entorno del año 2000, a pesar de su volatilidad, ofreció una ventana de oportunidad única para startups como PayPal, que estaban bien posicionadas para aprovechar el creciente interés en el comercio electrónico y las finanzas en línea.
En resumen, mientras que el entorno de financiación del año 2000 proporcionó a PayPal una oportunidad vital para asegurar el capital necesario, fue la estrategia, la gestión y la capacidad de adaptación de la empresa las que finalmente aseguraron su éxito a largo plazo.
Reconocer el papel de la suerte en nuestras vidas y en las vidas de los demás es un ejercicio de humildad. Nos recuerda que, si bien el esfuerzo y la determinación son vitales, también lo es la gratitud por las circunstancias afortunadas y la compasión por aquellos que no han tenido las mismas oportunidades.
Te dejo algunas de las lecturas que hablan de la suerte y la influencia de la misma que más me han gustado: